YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS.

A veces nos damos la cabeza contra la pared.
A veces nos damos la cabeza contra la pared.

Mayo/ 2022

En la historia reciente de las MULTIs, la del miércoles 27 de Abril ocupará un lugar de privilegio, yo me quedé con la primera parte (ya que debí retirarme) pero, según me han comentado, el Ateneo fue totalmente distinto, por lo cual el presente análisis, se basará exclusivamente sobre la parte de la fui testigo virtual.

El testimonio elocuente, descarnado, inquisitorio, por momentos excesivamente eufórico, sin filtros, repartiendo reclamos y quejas a padres, terapeutas y a parte de la Sociedad en su conjunto, lejos de sentirme agredido me hizo sentí interpelado como padre, máxime cuando muchas cosas que decía podría haberlas escuchado de parte de mis propias hijas.

Me conmovió de sobremanera la metodología de descarga que ha utilizado el joven hasta el presente (Música altísima, velocidad extrema con el coche, auto sobre cargado, choque intencional, golpes en las paredes, deportes con altas exigencias y esfuerzos físicos) y pensé que he hecho yo en momentos de altísima impotencia y excitación y recordé cuando en Palma de Mallorca discutía acaloradamente con el dueño de la empresa, salía de mi oficina, me subía al cuatriciclo y me iba a dar una vuelta a la mayor velocidad que me animaba por toda la finca del Jeque árabe que estábamos remodelando, inventando canciones contra mi patrón.

No resolvía nada, pero sentía que liberaba tensiones.

Canalizar la angustia, la bronca y la impotencia ingiriendo hidratos de carbono muchas veces fue un escapismo a sabiendas que no era correcto y que no me haría bien, algo muy parecido a golpear paredes a sabiendas que uno se puede lastimar.

Entender mirando desde la platea es poner el cerebro en funcionamiento y desarrollar la imaginación, es ser empático, entender sabiendo de que se trata es revivir momentos y que se te haga un nudo en el estómago. Es como mirar y ver, como oir y escuchar. Parecido no es lo mismo.

Si las acusaciones que el joven dicente refería a sus padres eran fundamentadas o no lo obviaré, simplemente diré si mis hijas, las del 1º matrimonio y la del 2º me hicieran unos planteos similares ¿cómo los tomaría?

Luego intenté participar en solitario asumiendo los roles de padres y de hijo tal como lo propuso y condujo magistralmente el coordinador.

En la parte de hijo no fui capaz de figurarme, sus carencias no existieron en mi caso, siempre me sentí querido, respetado, valorado y acompañado en mis momentos difíciles.

Pero si me pregunté si mis hijas tendrían razones para efectuarme planteos similares y mi respuesta es que algunos sí.

Le dediqué mucho tiempo al trabajo, producto de mi incapacidad para establecer límites con la administración familiar del dinero, esa situación me obligaba a tener dos trabajos de Lunes a Viernes y otro los fines de semana, con lo cual de padre presente NADA.

Esa situación cuyo origen estuvo basado en mi propia incapacidad y realmente me generaba bastante sufrimiento y angustia, luego dejó paso a una excusa para no estar en mi casa, obviamente el camino a la separación y al divorcio estaba asfaltado.

Luego de un par de años mi hija mayor me pidió venirse a vivir conmigo, en ese momento ella tenía 18 años recién cumplidos y pronto me confesó que sufría de bulimia y anorexia, así que me dediqué a acompañarla en su proceso, que fue largo, tortuoso y que me llevó a descuidar mi Empresa.


Familia feliz con los hijos.
Familia feliz con los hijos.
Al poco tiempo mi 2ª hija me pidió también venirse a vivir conmigo y, autorización judicial mediante, al cabo de unos meses la recibí con los brazos abiertos y noté algo que no había visto con anterioridad, tenía sus dos manos llagadas, así que arrancamos con un tratamiento que implicaba ponerle crema todas las noches y vendarla, tratamiento que duró doce meses,  tenía 12 años y cada noche me iba a dormir llorando, pensando en qué estado de abandono estaban mis hijas y cuanto yo tenía de ver con eso.


Pasaron algunos meses hasta que mi ex esposa me anunció que dejaba el país y que no se podía llevar a la pequeña (10 años) y obviamente dije: mándamela hoy mismo.

Padecía de enuresis y hasta en el juicio de divorcio se había planteado que yo era el responsable por el abandono, este problema se solucionó con una simple operación de garganta. Cosas veredes, Sancho, que no crederes. Algunos abogados no tienen límites en sus argumentos.

Estas situaciones, en forma simultánea, me quitaron la posibilidad de atender mi empresa, me la pasaba de médico en medico ocupándome de ellas, y si la Empresa no sucumbió fue porque mis hermanos hicieron un terrible esfuerzo por reemplazarme en todas las tareas que no realizaba, que eran muchas y de responsabilidad.

Luego me fui a España y a las dos más chicas me las llevé y estuvieron conmigo hasta que ellas decidieron regresar.

Conclusión Nº 1: Si los mismos reclamos que hizo el joven a sus padres me lo hubieran hecho mis hijas hasta el momento de la separación, no hubiera tenido otra alternativa que agachar la cabeza y decir tienen razón: He sido un padre abandónico, que las sacrifique por no contar con los recursos necesarios para poner cada cosa en su lugar.

Conclusión Nº 2: Ya separado y con mis hijas viviendo conmigo traté de enmendar mis errores del pasado y me entregué en cuerpo y alma a ellas (con la ayuda de mis hermanos) y hoy, luego de un tiempo de distanciamiento y gracias a mi hija de mi 2º matrimonio tengo con todas una relación que nunca hubiera imaginado.

Conclusión Nº 3: Se pueden cometer errores involuntarios o por incapacidad y dañar a mucho a los hijos, pero también, terapia mediante, se puede dar vuelta la tortilla y convertir el "error" en una anécdota ejemplificadora y esos errores (de padre abandónico) no los volví a cometer con mi hija de mi 2º matrimonio. Algo había aprendido, un poco a los golpes, pero aprendido al fin.

Otro elemento que me provocó una gran resonancia fueron las actitudes de los padres presentes durante todo el tiempo, dejando hablar al hijo, escuchando su descargo sin emitir una sola palabra, sin provocar una sola interrupción, sin retirarse ni apagar la cámara y otra vez pensé que hubiera hecho yo luego de escuchar en público un descargo como el efectuado.

Realmente no tengo dudas que, al no disponer de sus recursos para escuchar con tanta atención, sin evaluar la razón de sus atentas escuchas, seguramente cómo mínimo con la cámara apagada hubiera enfocado la mirada en las reacciones de los presentes o directamente me hubiera ido de la MULTI y pensaría muy mucho antes de regresar.

Más allá de las resonancias que provoca este tema, es innegable que marca una divisoria de aguas, una grieta, entre los participantes de la MULTI, hay quienes ven a los padres como víctimas y quienes los ven como victimarios de una situación que no genera felicidad a nadie del grupo familiar.

Aquí no se trata de estar de un lado o del otro, lo importante es si contamos con los recursos necesarios para aportar alguna referencia, algún recuerdo, alguna propuesta que, sin ser invasiva, ni mágica, ni de imposible cumplimiento, pueda ayudar a todos a superar el mal momento, ya que está más que claro que los problemas en general nunca son de uno, como decía Ortega y Gasset: Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo»


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