UNIVERSAL - PARTICULAR -SINGULAR

Freud y Lacan
Freud y Lacan

Pueden hallarse tanto en Freud como en Lacan lo universal, particular y singular en tanto que palabras, en diferentes expresiones. 

Por ejemplo: "El ideal del Yo muestra entonces una particular severidad y hace al Yo objeto de sus iras, a veces extraordinariamente crueles" (Freud, 1923: p. 2723) "El yo es una organización que se caracteriza por una singular aspiración a la unidad, a la síntesis, carácter que falta en absoluto al ello, el cual carece, por decirlo así, de coherencia." (Freud, 1926, p. 2919) "Lo bello en su función singular en relación al deseo no nos engaña, contrariamente a la función del bien." (Lacan, 1959-1960, p. 287) 

Son usos de los términos en el registro de las palabras, utilizado por lo general a la manera de un adjetivo. 

Hay en la obra de Lacan usos de estos términos a nivel de conceptos. Un ejemplo muy claro en este sentido puede hallarse en el comentario que hace Lacan sobre El placer y la regla fundamental: "...el síntoma es la particularidad, es lo que nos hace a cada uno un signo diferente de la relación que tenemos, en tanto seres hablantes, con lo real [...] ...hay un modo de ceñir lo singular por la vía justamente de ese particular, ese particular que hago equivaler a la palabra síntoma." (Lacan, 1975: p. 2-3)

Vamos a tomar como ilustración una referencia de Lacan en La dirección de la cura y los principios de su poder.

Allí se refiere a la indagatoria freudiana del deseo en la histeria: "¿qué es lo que desea la espiritual carnicera?, puede 357 contestarse: caviar.

Pero esa respuesta es desesperada, porque el caviar, es ella también la que no lo quiere. No es esto todo sobre su misterio.

Lejos de que este callejón sin salida lo encierre [a Freud], encuentra en él la escapatoria hacia el campo de los deseos de todas las espirituales histéricas, carniceras o no, que hay en el mundo.

Eso es lo que Freud capta en una de esas visiones al sesgo de las que él sorprende lo verdadero, demoliendo de paso esas abstracciones con las que los espíritus positivos fabrican gustosos la explicación de todas las cosas [...] Hay que poner en juego en lo particular el eje esencial que da allí la identificación de la histérica." (1958, p. 605)

Adviértase que las categorías apenas si aparecen explicitadas; no hace falta su mención explícita, su operatoria lógica es inherente al movimiento mismo de conceptualización en cuestión.

De lo que se trata a nivel del deseo de la paciente de Freud es del deseo en su modalidad histérica, como insatisfacción. 

La operación corriente, que Lacan critica en los "espíritus positivos" es considerar como opuestos lo universal-abstracto de la teoría con lo particular del caso. 

Lacan considera que Freud halla en el deseo de "una" histérica la clave del deseo de "todas" las histéricas.



 

Universal - Particular - Singular
Universal - Particular - Singular

En esta conceptualización interviene otra operatoria lógica, diferente de la anterior: la paciente es considerada como singular o universal-concreto; aquí lo concreto está dado porque Freud atiende a la posición de deseo de la paciente, en un contexto concreto muy preciso: el sueño, los restos diurnos del sueño, las asociaciones de la paciente, el carnicero, la amiga, etc.

Pero además en un contexto conceptual muy específico también: el deseo, como distinto de la necesidad, el amor o la pulsión, la identificación histérica, la condensación y el desplazamiento en el sueño, el deseo inconsciente articulándose en el sueño, etc.

Todo esto hace que el deseo de su paciente no sea algo abstracto, sino algo concreto y por eso, singular.

El deseo histérico de la paciente es singular en tanto que único pero universal en tanto que pese a todo, continúa siendo de la misma especie que el deseo de toda histérica, bajo el modo de la insatisfacción.

Es decir que hay una dimensión, universal, en que todas las histéricas se parecen, y eso hace que se definan como tales histéricas, que además coincide con ser la misma dimensión en que se diferencian, por lo particular de la expresión de su deseo.

En esta perspectiva lo universal y lo particular no se oponen, al concebirse como universal-concreto o singular, sino que son uno y lo mismo.

Por lo mismo, lo particular es la vía por la que lo singular o universal-concreto se realiza. Así, el deseo de la paciente es singular, en tanto que realiza de manera particular la modalidad del deseo universal de toda histeria.

Sólo por ello es posible afirmar, con Lacan, que el deseo de "una" histérica da la clave del deseo de "todas" las histéricas.

CONCLUSIÓN: 

Los términos universal, particular y singular intervienen en los textos de Freud y Lacan en tres registros, diferenciables e integrables, a saber, las palabras, conceptos y categorías.

Y es a partir de estos tres registros que se esclarece el uso y alcance que lo universal, particular y singular asumen en los textos de Freud y Lacan.

Como categorías, lo universal, particular y singular, son dimensiones de todo concepto. 

A nivel de la producción de conceptos y de formalización de la experiencia práctica, las nociones promovidas por el psicoanálisis en su teoría reconocen estas tres dimensiones, al igual que cabe suponerlo para toda disciplina o campo de investigación.

Desde esta perspectiva, la práctica del psicoanálisis concebida como un acto singular expresa de manera particular lo universal de sus teorías y experiencias, a saber, lo que de ella puede ser objeto de una transmisión

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