NO  ESTAMOS  SOLOS

Luz al final del tunel
Luz al final del tunel

Enero/ 2022

Una escabrosa relación familiar, que seguramente venía de antaño, se potencia con la muerte del padre, de un lado queda quien supuestamente tenía una relación simbiótica y a partir del fallecer se desata un guerra sin cuartel entre quien guardaba cercanía física y muy afectiva y la madre junto a los otros hermanos, llegando incluso a denuncias penales.

Una situación muy triste, dolorosa y con final abierto acongoja a una aparente excelente persona, quien no acepta que el problema es de todo el grupo familiar y plantea como solución algo radicalizada, aunque no verbaliza expresamente los planes para la resolución del conflicto.

Un relato sentido, muy duro, muy complejo y una instancia por venir que hasta podría ser peor que el conflicto mismo. 

Un testimonio con muchas medias palabras y de muy difícil comprensión sin conocer el desarrollo integral del conflicto, situación que se repite cuando quien habla lo hace casi en exclusividad para el Coordinador y para el escaso auditorio que conoce "algunos" detalles del tema, generando en el resto más incógnitas que certezas.

Como se llego a esta situación, porque tanto encono entre unos y otros nos retrotrae a un pasado que desconocemos.

Creo que es la eterna situación de confundir el espacio con una terapia individual sin límite que sólo acaba cuando el Coordinador cede "casi de prepo" la palabra a otro asistente.

También asistimos a un caso de extrema ansiedad, donde el problema obnubilaba la comprensión de la ayuda, las indicaciones se escurrían como el agua entre los dedos. 

Escuchar poniendo todo de uno y hacerse eco del sufrimiento me generó una sensación de impotencia colosal, en este caso también fue posible preguntarse: ¿Desde mí que puedo aportar? ¿Ante situaciones como las narradas sería capaz de salir solo? ¿La ayuda que están reclamando estarían y estaría dispuesto a recibir y a buscar alternativas?

Muy posiblemente las respuestas serían NO en la gran mayoría de los casos

Los conflictos con mis hermanos fueron muy poderosos pero no llegaron a los extremos comentados, hizo falta el paso del tiempo, muchas horas de dolor y de terapia para poder cicatrizar las heridas, aunque la cicatriz recordatoria la seguí manteniendo durante mucho tiempo, tiempo medido en años, situación que a la fecha puedo recordarla sin los rencores del pasado.


Tren que viene de frente
Tren que viene de frente

También escuchamos planteos quejosos, sin quedar del todo claro contra quien iba dirigida la queja, quizas contra todos, contra los que aprovechan los inicios de la MULTI para prodigarse en saludos, absolutamente correctos, inocentes y muy bien intencionados.

Quizás se haya interpretado que ese tiempo se podría utilizar mejor para iniciar directamente la MULTI en vez del relax inicial y abrir un mayor espacio para que más gente se pudiera explayar y pusiera en común sus vivencias.

Podría ser una variante, se le podrían dar algunas vueltas de tuerca y extraer lo nuclear de lo accesorio y buscar mecanismos conciliatorios entre los saludos iniciales y el tiempo que estos restan a la puesta en común, si alguna vez pone en cuestión el tema posiblemente surjan varias alternativas.

Más allá de este tema, la escucha respetuosa, atenta y consciente fue una muestra elocuente del desarrollo que como grupo humano se ha alcanzado, ni una sola interrupción, ni una sola voz disonante (sólo un mensaje vía chat un tanto desubicado e incendiario, pero bueno, nadie es perfecto) el acuerdo o desacuerdo, la aceptación o no, la empatía o no todo dejó lugar al prestar atención al dicente y en algunos momentos hasta puede que se hayan dado situaciones empáticas, aunque no se hayan manifestado.

Pareciera ser que una de las contradicciones fundamentales se da entre la ilusión y esperanza de quienes encaran un proyecto de futuro con felicidad, aunque se percibe cierto cascoteo del entorno, que ven una luz al final del túnel y quienes también la ven una luz parecida pero suponen que se trata del foco de una locomotora que avanza a gran velocidad en el sentido contrario al que vamos.

La esperanza y la desesperanza como caras de una misma moneda y esa moneda yo la tengo en mi bolsillo, tengo tantas razones para sentir que caerá cara o ceca que a veces me asusto.

Escucho con mucha atención, con respetuosa atención, asumiendo que luego de un fracaso uno se puede levantar, arrancar otra vez y hasta encontrar la senda soñada como que los problemas a veces pesan tanto que, al menos por momentos, parecieran que uno tiene una roca encima y que resulta casi imposible correrla para volver al camino.

Afortunadamente no estoy solo, tengo fe, tengo un terapeuta de lujo y obviamente tengo a la MULTI, ¿Qué más se puede pedir?

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