MI  LUGAR  EN  EL  MUNDO

AGOSTO/ 2022

¿Lo recibiste? Parece mentira que esta breve y tan concisa pregunta haya despertado una cantidad inusitada de derivaciones que llaman poderosamente la atención.

A partir de esta pregunta, sin saberse ni el origen ni el destino ni las circunstancias, se dio rienda suelta a un sinfín de elucubraciones que en realidad no se entiende la pretensión.

Para evitar cualquier malentendido posterior y poner las cosas en orden juro que la situación real es la siguiente:

En uso de mi más absoluta libertad, sin vulnerar ningún derecho ajeno vuelco en una web el contenido de mis resonancias sin mencionar a ninguna persona, sin efectuar una sola crítica negativa y simplemente reconociendo los efectos que producen en mí ciertos comentarios que se exponen en la MULTI.

El proceso es menos invasivo que el de un periodista de espectáculos que realiza una crónica sobre lo visto sobre el escenario, o como un comentarista deportivo que asimila las jugadas que se realizan en el campo de juego, con alguna participación en un partido de futbol que el mismo jugó en el parque del barrio.

Esa web de carácter absolutamente personal la comparto, de modo esporádico, con algunos pocos que he elegido como receptores de mis comentarios.

No tiene agravios, ni comentarios insidiosos, ni incitaciones a cambios de ningún tipo, ni de horarios, ni de coordinadores ni de sedes, a pesar de eso sólo faltó ser acusado de golpista.

Otro tema que salió a luz fue el de continuar permitiendo la utilización del chat durante las MULTIs ya que en el mismo se desarrollan actividades o comentarios paralelos, ante tal planteo me he preguntado una y otra vez que mal le hace al funcionamiento de la sesiones.

Como primera aclaración cabe destacar que no existe ninguna obligación ni intelectual ni de hard ni soft en el Zoom, que consolide la aparición del chat al tiempo que se pueden ver las imágenes que nos devuelven las cámaras.

Basta con cerrar el chat y el chat se mantiene oculto, con lo cual cualquier insinuación al respecto sobre lo distractivo de su utilización se vuelve un tanto infantil.

Si algunos hacen un mal uso de esta herramienta, no es culpa de la herramienta sino del que hace un uso equivocado, si alguien saliera en paños menores en una imagen ¿habría que obligar a cerrar las cámaras? No habría de explicarle a quien cometió ese hecho que las cosas no son así o no se le da entrada al momento de solicitarla, pero a nadie se le ocurriría oscurecer las imágenes.

También fue motivo de controversia el hecho de comentar si había gente que se vinculaba por whatsapp más allá de la MULTI y parece que el tema no quedó del todo saldada, pues mi respuesta sin dudar es si, la gente se comunica extra MULTI y extra cualquier otra cosa.

Cuando visitaba con mucha asiduidad el sanatorio Méndez, veía gente sentada o haciendo cola por todos los pasillos y en el de Salud Mental también, la gente hablaba, comentaba los remedios que tomaba, los efectos que le producían, se recomendaban médicos y actitudes ante la vida. 

En los preludios de las aperturas de las puertas para las MULTI presenciales la gente se juntaba en grupos y hablaban entre ellos, pequeños grupos que se saludaban, charlaban animadamente y luego se sentaban juntos. 

No sé si luego se comunicaban, y en caso de hacerlo si lo hacían whatsapp o por otras aplicaciones. 

Algunos irían a merendar los viernes o a cenar los miércoles y también hablarían, esas cosas que las personas con quienes sienten algún tipo de afinidad hablan y supongo que a nadie le llamaba la atención.

Entonces a que viene ahora tanto erre que erre con que la gente hable, alguno escriba en una web, en un chat o en un mail, ¿Acaso la propia BabelPsi no tiene su propia publicación y la difunde y publicita por mail y entre nosotros?

En las Multis se puede eliminar el chat, pero evitar que la gente hable con sus afinidades fuera de la MULTI o aún a la misma hora vía whatsapp o mensajes de textos es poco probable.

En mi caso particular carezco de delirios de protagonismo por lo que prefiero en la mayoría de los casos escuchar con un silencio absolutamente respetuoso y luego procesar en mi interior aquello que me resonó con mayor fuerza, recordando situaciones delicadas de mi vida, de mi relación con mis padres, hermanos e hijas y repensar lo hecho, para evitar volver a cometer errores y para aquellos casos en los que resulte posible, y me resulte posible, enmendar los errores cometidos y hacerlo con la mayor premura.

Recuerdo exposiciones en las que decidí no esperar a encontrarme con el teclado, mi fiel compañero de aventuras, tal el caso de mi dificultad para poner límites cuando me tocó hacerme cargo, después de mi separación, de mis tres hijas de entre 10 y 17 años, como contrapartida de la majestuosa exposición de María del Carmen Scotellaro, que con relación a la elección de su domicilio les cuando les dijo NO a sus hijos, también recuerdo cuando uno de los asistentes planteaba dudas respecto de emigrar a España y le conté como había que hacer para no fracasar en forma inmediata y cuando una Licenciada, un asistente habitual y hasta un Coordinador fueron insultados, situación que me movilizó mucho más por la falta de empatía en salir en sus defensas que por los agravios que habían recibido también expuse, quizás con más vehemencia de lo esperable.

No es muy importante chatear o no chatear, estar o no estar en un grupo de whatsapp, hacer públicas las resonancias en forma oral o escrita, lo importante quizás sea otra cosa, es lo que les pasa a unos padres que viven angustiados por el estado de su hijo, uno pueda vivirlo como propio y llevarles una palabra de aliento y compañía o hacerlos culpables hasta del asesinato Nisman , que un hijo que se esfuerce por reconstruir la relación con sus padres y hacerla madurar sea motivo de lección para intentar lo mismo, es solidarizarse con una mujer insultada y rescatar la fortaleza para aguantar conductas difíciles, que lo haga con gran templanza y a partir de esa resonancia pensar en copiar sus aptitudes, para mí son estas cosas las importantes y no el quedarse en pequeñeces que no le sirven a nadie.

Estas insignificancias que a veces pululan en el ambiente me inducen a cuestionarme muy seriamente si este espacio es realmente: mi lugar en el mundo.