LOS CAMINOS DE LA TRATABILIDAD

Que nos vean TRATABLES no ayuda a ser y a hacer más felices a los que nos rodean.
Que nos vean TRATABLES no ayuda a ser y a hacer más felices a los que nos rodean.

NOV/ 2022

En el mundo de la salud mental, existen dos grupos opuestos como el yin y el yang: los tratables y los no-tratables.

Yo me encuentro cómodamente en la primera categoría.

Voy, hago mi terapia individual y agradezco desahogar mi alma, aunque no se progrese mucho ese día, agradezco siempre lo mucho o lo poco que pueda avanzar.

Pero el no-tratable no lo ve así: no le gusta la terapia o no le interesa, sea por el motivo que sea quiere saber nada con los terapeutas.

Creo que todos hemos oído por ahí acusaciones para con los profesionales de la psique. Que son chantas, que no sirven, que Freud fue un enviado masónico enviado a derrocar el orden cristiano (esta última la leí de un meme de Twitter) y muchas otras causas que pueden ser elevadas a la categoría de excusas o de ignorancia.

Cabe aclarar que no todas las veces el problema es prejuicio de parte del no-tratable, ya que hay varios casos de personas que padecieron malas experiencias, porque la totalidad de los terapeutas no es precisamente, una inmaculada masa de perfección sanadora.

Muchos habrán sido mal guiados,  incluso habrán sufrido enormes injusticias en manos de algún profesional o, peor, en manos de varios. Estas circunstancias pueden alejar a una persona de las terapias de salud mental, quizás en forma permanente.

Dejaré la retórica facilista para entrar de lleno en el desarrollo de mi situación particular. Mis padres ERAN no-tratables.

Y bien digo ERAN porque al acercarse a las reuniones multifamiliares, se convirtieron en pacientes, junto al resto de los participantes. Y muy buenos por cierto, hoy por hoy esto es motivo de alegría para nosotros tres.

Considero que hubiera sido imposible que se diera de otro modo: las vivencias compartidas en las MULTIs son tan universales y tan humanas que resulta imposible permanecer indiferente.

Y mis padres, después de todo, llevaban dentro de ellos los ingredientes necesarios para convertirse en pacientes, aunque acaso no en el sentido más tradicional.

Fui testigo de sus avances, así como ellos fueron de los míos.


Una familia unida otorga felicidad a todos.
Una familia unida otorga felicidad a todos.

Así que la próxima vez que te cruces con un no-tratable, recordá que eso podría cambiar si alguien en sus vidas los arrastrara hasta una MULTI y los invitara a escuchar y abrir la mente. 

Si bien en mi caso no se dio para nada así la cosa, lo digo para darle un efecto dramático al tema. ¿O acaso no sería bueno que alguien nos proponga asistir a encuentros en donde nos ayudamos entre todos y vamos avanzando en familia? (o en pareja o de otros modos: también hay otras posibilidades).

En resumen, hoy por hoy, yo sigo con mi terapia individual y la MULTI, y mis padres siguen sólo en la MULTI, que ya es mucho decir, máxime considerando que están separados y no siempre es sencillo compartir un espacio con un/a ex, donde se requiere una gran apertura mental, sinceridad, dejar de lado resquemores y pases de factura, todo sea por ayudar a un hijo que los convoca y de paso ayudarse a ellos mismos en su vida a presente y futuro.

Esa es la terapia que ellos quieren o pueden hacer, y eso es algo que conviene aprender a respetar y valorar, cosa que afortunadamente yo siempre hice. Aunque el paso del tiempo me haga valorar cada vez más estas cosas.

Considero que, en líneas generales, siempre es razonable aceptar lo que se puede y no andarse fijando tanto en nuestros ideales de cómo debería de ser todo.

Mientras tanto, aguardo por algún otro querido familiar que quiera reincorporarse o, por qué no, sumarse a esta propuesta en forma de familia ampliada.

Y el sabor que me queda después de estos años es que aquellos no-tratables, ayudados con un empujoncito (y también con la magia, que no es magia, de las MULTIs) pueden cambiar.

Pueden volverse tratables en mayor o menor medida y eso es algo que en cualquier caso es digno de celebrarse con gorritos, vinchas, matracas, papel picado y torta con velitas.

Recordemos la inmensidad de la diferencia entre poco y nada: ese poco abre un horizonte de posibilidades. Porque poco es infinitamente más que nada, y otro buen ejercicio para la vida es a veces conformarse y valorar ese poco, porque poco en muchas ocasiones es lo que se puede.

Y siempre se puede volver a buscar más de aquel "poco", con la esperanza de ir construyendo pequeños escalones hacia algo grande.

La reflexión VIVENCIAL pertenece a Pablo Ludueña, quien ha realizado, realiza y realizará todos los esfuerzos necesarios hasta llegar al punto de sanación que se haya fijado como meta, junto a sus padres y al resto de su familia, su m2, su afectos más cercanos e importantes que son protagonistas excluyentes de cada testimonio que en forma virtual nos brinda y que agradecemos que nos haga partícipes de sus momentos y pensamientos más sentidos.

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