PONER LÍMITES

Feb / 2022
Las Multi son lo que son y a cada uno le resuena como le resuena, del mismo modo que algunos disfrutan del vino tinto y otros del vino blanco y no por eso ese puede decir que tienen un gusto equivocado o no saben disfrutar con las Multi pasa lo mismo.
Algunos temas calan muy hondo, llegan a lo profundo de los corazones y ese mismo día el mismo tema pasa casi desapercibido para el que está real o virtualmente al lado.
La Multi del 25/02/22, la última de este Febrero luctuoso por la guerra y que marcará mi temporario alejamiento de los viernes por volver a la vida laboral activa por un tiempo imprevisible tuvo muchos condimentos.
Fue buenísima y motivante como siempre, se trataron situaciones emblemáticas tales como quejas por la falta de resonancias de algun testimonio, y una explicación muy ubicada de que resuena en uno mismo cuento el testimonio no resuena en los demás.
Excelentemente coordinada, provocó testimonios abreviados, invitaciones a quienes no habían podido o querido hablar en el pasado reciente y dejando el protagonismo en manos de los pacientes.
Se reincidió en el tema de la muerte y en el relato de un viaje que tenía mucho más de la muestra del esfuerzo por salir delante de una situación traumática que un relato turístico de excursiones a lugar muy recomendable.
El viaje era mucho más que el viaje, era el poder decir que con un gran esfuerzo y sin olvidar las angustias estamos en condiciones de dejar de lado por un momento el sufrimiento patológico, darle unas minis vacaciones al dolor y disfrutar un instante de la vida, total nada va a cambiar demasiado por una semana más o menos, pero quizás la forma de enfrentar las situaciones angustiantes con las pilas recargadas o más actualizado: reseteada nos permita tomar mejores decisiones.
Un verdadero canto a la esperanza, una invitación a sobreponerse a la adversidad, un parar para recuperar fuerzas, una muestra que para salir de determinadas situaciones a veces hace falta ayuda externa (Terapia) medicamentosa y si a eso se lo sazona con un poquito (o mucho) de voluntad hay posibilidades de saltar el charco del problema, o al menos no ahogarse.
Y ya llegaba el plato fuerte, aunque quizás sea sólo para mí, fueron dos testimonios totalmente diferentes en su contexto, en su presentación, en sus implicancias pero no en su esencia, se trató simplemente de poder decir NO, de poder elegir, más allá de las presiones fuertes o suaves, solapadas o manifiestas y hasta quizás bien intencionadas.

Me pareció genial, decir NO es poner un límite, es bajar la barrera, es cerrar la canilla para que el agua no pase y si bien puede ser del inicio de una actitud caprichosa y algo negacionista, de tanto en tanto poder poner límites es muy saludable.
El tema de los límites es junto con la muerte y el perdón quizas el trío que más fuertemente ha resonado en mi vida, en mis tiempos idos de casado me resultó absolutamente imposible poner límites, por comodidad algunas veces, por no generar conflictos otras y por miedo siempre generaron que un día se terminara mi matrimonio, cómo limite bastante poco recomendable.
Las vueltas de la vida hicieron que en el lapso de menos de dos años mis tres hijas estuvieran viviendo conmigo y como padre divorciado a cargo de 3 menores el poner límites no fue una decisión sino una verdadera imposición de la realidad, la vida no me dio la posibilidad de elegir, o ponía límites, o aprendía a decir que NO o me pasaban por arriba, y tuve que dejar de lado el miedo a que se volvieran con la madre, de quien habían huido despavoridas y me estrené en esa nueva faceta, con errores que aciertos, hice lo que pude, bastante como para que me cobraran durante muchos años hijas y bastante poco mirando por el espejo retrovisor.
A juzgar por los resultados de las chicas no debo haber actuado demasiado mal, aunque mi sensación difiere y mucho.
Ese tema de los límites, de poder decir NO y sostenerlo es una de mis mayores falencias, mi materia pendiente, quizás herencia de mi madre y una fuente inagotable de problemas pasados y presentes, con el agravante que al contar con una capacidad de tolerancia enorme y una intolerancia manifiesta al fracaso, cuando ambos factores entran en resonancia (en el sentido físico de la definición) aflora mi incapacidad de resolución de conflictos y es ahí donde "Arde Troya" y siempre me pregunto si la próxima vez será diferente, o al menos si despues de tirarme con platos me quedará alguno como para cenar.
Por todo esto es que el testimonio de las actitudes muy valientes de las dos personas que mostraron su satisfacción de poder decir NO ("Necesito mi lugar" y "A ese sitio no voy") me parecieron sublimes, admirables, dignas de poner en un cuadro, o cómo fondo de pantalla o para tatuármelo en el brazo, todas cosas externas más sencillas que grabarlas en mi mente y lo escribo para que no se me olvide en los días difíciles que tengo por delante.
Esa angustia me acompañará en mi nueva etapa laboral, donde soy tan consciente de mis virtudes técnicas como de mi carencia de recursos para plantarme desde la humildad y poder decir NO, algo que en general no forma parte de acervo cultural, simplemente lo intentaré de nuevo.
Siento que mi compromiso secreto de no patinar a la velocidad del sonido será monitoreado por mi familia, por mí mismo y añuque no me lo digan por la Multi, testigo casi mudo de los pasos que vaya dando, en el devenir inmediato de los tiempos.