LA MUERTE

Feb / 2022
La MULTI del 23/02 comenzó con la participación de un asiduo asistente que comparte muchos aspectos de su vida y que tuvo la desgracia de perder a su padre muy recientemente y el sólo hecho de hablar de la muerte generó todo tipo de reacciones.
Como no podía ser otro modo, la siguiente intervención tomo, mejor dicho intentó retomar, el tema desde una óptica diferente, comentando que había intentado preparar a su hermano, quien nunca vivió una pérdida sobre la finitud de la vida, por ejemplo de los padres.
Su razonamiento y su comentario no gozaron de demasiado acompañamiento y luego un miembro del equipo pudo establecer contacto con su hija que se encuentra a casi 2.000 km y hacía unos días que no se podían comunicar, brindando un hermoso testimonio de cariño, una verdadera lección de vida.
Hablaron otras personas que habitualmente no emiten opiniones y como siempre, la mayoría, nos quedamos con sabor a poco, eso tiene la MULTI una siempre quiere más.
Hasta aquí un brevísimo resumen de los comentarios y el tema de la muerte junto con el perdón figuran súper top en el ranking de mis misterios nunca del todo rebelados.
Me pareció espectacular que asumiendo la posición de hermano mayor comentara que el padre en algún momento podía faltar simplemente porque es ley de vida y la preparación no presupone que llegado el momento si uno lo habló y entendió previamente no vaya a sufrirlo, a recordarlo, a honrarlo, sino que la preparación es una señal de alerta, es un aviso de que algo puede pasar y que no hay que perder ni un minuto en disfrutar las presencias de los seres queridos.
Quererlos, mimarlos, acompañarlos, no dejar cabos sueltos ya que nunca se sabe que pasara mañana.
Mi padre murió hace 30 años, yo no sólo sabía que se podía morir tal como todos lo haremos, sino que sabía que se iba a morir y recuerdo su rostro tranquilo y el mío lloroso el día de su velatorio, pero mi corazón estaba lleno de gozo porque lo había disfrutado y acompañado hasta el último día y no me quedaron temas pendientes.

El saber que los padres se pueden y se van a morir es algo muy importante y explicar que no es sólo la falta, es el consejo, es el hombro donde apoyarse, es el abrazo, es el gritar el gol del equipo favorito, es cantar la marcha del partido político, es compartir la mesa del domingo, es todo eso lo que ya no estará y entenderlo esa fue mi verdadera preparación, sin importarme cual sería el ultima día.
La consigna, desde muchas años antes de sus desaparición física fue disfrutarlo, quererlo, acompañarlo, sentirlo como una parte indisolublemente mía y que él me sintiera una parte suya, sangre de su sangre, su continuidad más allá de su tiempo, su proyección a un futuro que quizas a él lo superaría, y así lo hicimos.
Que mi madre se iba morir también lo sabía y también lo hablé con la menor de mis hijas y sin saber cuándo sucedería, prácticamente todos los domingos me acompañaba a la Residencia a visitarla, me ayudaba a prepararle los remedios para toda semana cada semana, la ayudaba a encontrar todo lo que se le perdía o suponía que le habían robado, me ayudaba a ordenarle el placar y cien cosas más, no sabíamos cuando se iba a morir, pero sabíamos que esa situación era inevitable y que era muy inteligente disfrutar cada momento de su presencia y ella de las nuestras, no nos importaba el futuro ni el almanaque, nos importaba vivir cada día como si fuera el último porque en realidad cada día podía ser el último.
La evolución del duelo es diferente para cada uno, sus tiempos, sus vivencias, su aceptación, su recuerdo, varían con cada persona y siempre tengo presente que cuando era chico vi morir a los abuelos de mis amigos y un día murieron mis abuelos, luego murieron los padres de mis amigos y los míos al tiempo murieron, luego les tocó el turno a mis amigos y eso me pone en la camada de los que en cualquier momento pueden ser llamados y mis hijas tienen que saber y quiero pensar que lo tienen súper entendido que sus respectivas madres (las de ambos matrimonios) y yo estamos en 1° línea y que por esa razón resulta bastante conveniente expresar ahora los sentimientos que tengamos, que corrijamos errores o actitudes que puedan ser motivo de enojos o amarguras y de decirnos sin sentir vergüenza Te Quiero, ya que la eternidad nadie la tiene entre sus virtudes más recónditas.
Es un tema para charlarlo mucho, sin caer en lugares comunes ni en planteos de necrofilia obsesiva, ya que de lo que se trata es de vivir cada día mejor, disfrutando las bondades de la vida, poniéndole el pecho a los problemas, que a decir verdad son muchos y variados.