DEL DOLOR AL AMOR

Ene/ 2022
A veces se me mezclan las reacciones, no estoy demasiado seguro si me resuena lo escuchado porque me trae recuerdos y me moviliza, o porque me despierta un tremendo sentimiento de empatía y vibro al son de lo que voy escuchando y asimilando, pero lo cierto es que algo me pasa cuando se me hace carne el relato extensamente sufrido y memorioso de quien ha perdido a su hijo, en condiciones no debidamente aclaradas.
El paso del tiempo no ha logrado cicatrizar las heridas y el recuerdo permanente es una amarga compañía que no puede o no quiere disminuir.
A esta situación se le ha agregado otra, muy clara desde las primeras veces que lo escuché aunque no recuerdo una manifestación tan clara y expresa de solicitar ayuda por sentirse solo.
La obvia soledad siempre la percibí casi como algo anecdótico, lateral, de 2° afectación pero esta vez fue distinto, el pedido de socorro, el pedido de contención, el pedido de "una familia" o fue más fuerte que nunca o al menos yo lo escuche así.
Yo perdí a mi padre, que no es ni comparable con el hecho de perder un hijo y en esas circunstancias tan terribles y tuve la suerte de tener una ámbito de contención familiar muy importante.
Mis hermanos fueron compañeros de sufrimientos, no estábamos solos, nos teníamos los unos a los otros y por ser el mayor de los tres me convertí de la noche a la mañana en un aprendiz de sustituto, más por imposición que por decisión propia, de haberlo tenido que afrontar en soledad no dudo que me hubiera resultado mucho más traumático y doloroso de lo que fue y sigue siendo, a pesar de los 30 años que han pasado.
No he tenido intentos de suicidio en familiares directos pero no soy ajeno a la situación, el padre de un amigo, aparentemente por problemas económicos muy graves se suicidó, un amigo de la infancia por cuestiones familiares también se suicidó (nunca pudo superar la muerte de su pequeña hija en un accidente de tránsito, siendo ellos peatones) y en su medida me afectaron.

No he tenido intentos de suicidio en familiares directos pero no soy ajeno a la situación, el padre de un amigo, aparentemente por problemas económicos muy graves se suicidó, un amigo de la infancia por cuestiones familiares también se suicidó (nunca pudo superar la muerte de su pequeña hija en un accidente de tránsito, siendo ellos peatones) y en su medida me afectaron.
El relato que se planteó de una madre que de alguna manera sufriera una caída con una interpretación de reminiscencias de un suicidio de alguno de sus padres, me dolió por el dolor que debe haber sentido quien efectuó la hipótesis, aunque no me quedó claro el final.
También me pegó muy fuerte el hacer turismo virtual de acompañamiento, el recordar con mucha fuerza mi 2° oportunidad, el volver a enamorarme pisando los 40, con un aporte de 3 hijas, algo no muy atractivo para una mujer soltera, ahí descubrí lo que era una familia ensamblada.
Lo que realmente se potenció fue cuando nació nuestra hija y pasamos a ser nosotros, las mías y la nuestra, una verdadera aventura con altibajos que con los dimes y diretes de la vida ya hemos festejado nuestras bodas de plata y en este viaje por el norte del pais me revolotean nuestros primeros viajes, nuestros aciertos y sobre todo los errores, las dificultades iniciales de la convivencia y todo lo sucedido en este tiempo, lo lindo y lo no tan lindo.
Poder vencer la timidez, dejar la vergüenza de lado es un acto de valentía, el soportar el impulso externo sin ruborizarse es algo destacable, aunque los testimonios sean monocordes y asépticos, cada uno hace lo que puede, yo podría hablar delante de 300 personas, leyendo o improvisando sin que me temblara la voz, pero creo que no podría cantar ni el arrorró delante de 30, cada uno llega hasta donde puede.
A veces me pregunto si es normal que la Multi me llegue todas o casi todas las veces, que incorpore a mi vida los aportes y que con eso se reavive mi pasado, pensando en cada oportunidad de que seré capaz ante nuevos desafíos, como sortearé el nuevo obstáculo y si podré dejar de lado todo lo que me ate a un pasado cuyas decisiones no fueron todo lo buenas que podrían o debían haber sido o fuera de tiempo o de oportunidad.