DE VENTANAS Y FILAS

MAR / 2023
Quizás porque era feriado, quizás por haber podido acceder a la MULTI desde la tranquilidad de mi casa sin miradas indiscretas ni temores a cometer errores laborales al tener que escuchar una cosa y a la vez hacer otra que no guarda ninguna relación, quizás porque se respiraba un aire diferente o por cualquier otra razón fue, la viví, la sentí totalmente diferente.
Unas simples preguntas sobre la apertura de las ventanas de una casa dispararon resonancias muy fuertes en mí, me trajeron al recuerdo cuando vivía solo y mis hijas me visitaban fin de semana por medio.
En esos días la casa se llenaba de luz, de alegría, de nerviosismo, hasta que llegaba el domingo a la tarde cuando era el momento de encontrar la casa vacía y preparar la cena para mí solo.
Volvían los martes, volvían los jueves, pero su habitación con los muebles recién estrenados y sus camas perfectamente tendidas sólo se arrugaban si entraban para jugar y esa ceremonia se repetía sólo cuando venían para quedarse.
De todos modos, cada día abría la ventana de su dormitorio, para que se ventilara, para que entrara el sol, la luz, la esperanza que las abría para ellas y con el tiempo un día la mayor me pidió de venir a vivir conmigo y enseguida lo acepté.
Ya era ella quien abría su ventana y también la mía.
Al tiempo la del medio y luego la más pequeña, ya no era abrir las ventanas de la casa para que simplemente entrara la luz y simbólicamente fuera una manifestación del llamado al milagro que vinieran un día no previsto y me dijeran "todos juntos como siempre debió ser", ahora la luz ya estaba adentro, eran mis hijas llenando con sus presencias el departamento grande que había alquilado luego de mi separación.
Hay veces que una simple palabra puede movilizar recuerdos que subyacen en la profundidad de nuestro ser y traerlos al presente como cuando uno busca un archivo en la computadora con una historia que hacía mucho que no la leía.
Es tirar la caña esperando que algún pez (pensamiento) muerda el anzuelo y poder traerlo a la superficie, convirtiéndolo en una resonancia digna de ser revivida y compartida, en este caso el pescador estaba a algunos miles de kilómetros, pero sus ideas retumbaron en mi corazón, como un abrazo que nos da un amigo.
Un disparador, un punto de
partida, que tuvo mucho de mágico, pero nada de magia, era el fuego sagrado del conocimiento de
un terapeuta que moldeó, reinterpretó un mini testimonio convirtiéndolo, al
menos para mi en la mecha que encendió mis emociones.
Pasaron más de 25 años de esos
hechos que menciono de una ventana abierta para que entre la claridad y una
simple palabra los trajo al presente, corporizado en un recuerdo dulce y
emotivo.
También se habló de una fila que debió hacerse y que el fruto de la espera fue conseguir lo que se había ido a buscar y otra vez sentí como la luz de un láser que me encandilaba y me vinieron al recuerdo los esfuerzos terribles que debí hacer para la obtención de la ciudadanía italiana

A pesar que pasaron más de veinte años recuerdo con que ilusión hacía cada tramite, como era una meta para cumplir, era el estar convencido que nadie lo haría por mí con la misma dedicación que yo mismo lo haría, quizás otra persona viendo la cantidad de gente que tenía por delante y las dificultades hubieran abandonado, del mismo modo que vi desistir a muchos de sacar la doble nacionalidad.
Gracias a tenerlo pude ir a trabajar en España, recorrer varios lugares en Europa y vivir los 10 años más maravillosos de mi vida.
Un ejemplo de resiliencia digno de destacar, hacer las filas es un acto de fortaleza ante la dificultad, donde la adversidad pasa a ser un compañero de ruta que ronca, molesta, tiene mal aliento pero que hay que aguantarlo y sobreponerse, ya que muchas veces el premio es mucho mayor que el sacrificio.
La decisión de otra persona que se esforzó notablemente por ir detrás de un ideal, que no dudó en hacer un largo viaje, algo que quizás en otros momento no hubiera hecho, fue otra muestra de la fortaleza que la terapia nos entrega, que nos moviliza y que nos brinda el ejemplo de la fortaleza que es necesario tener para obtener los resultados que uno busca, también me pegó fuerte y me resonó de un modo muy claro y elocuente y me hizo pensar en mis propios esfuerzos del año pasado por seguir trabajando sin deprimirme, sin angustiarme, a pesar de la enfermedad que estaba atravesando con un muy fuerte apoyo terapéutico y de muchos que me demostraron su afecto
Creí ser consciente que encontrar un trabajo medianamente digno a los 67 años no sería sencillo y que mi familia bien merecía el esfuerzo que tuviera que hacer para mantenerlos y no condenarlos a vivir de un modo indecoroso, así que apenas pude volví a trabajar.
El viajar desde lejos de esta persona, y caminar hasta el punto de encuentro me rememoró la voluntad que no se dé donde saqué para trabajar a pesar del cáncer y seguir haciéndolo luego de la extirpación del riñón.
Los esfuerzos siempre valen la pena, aunque a veces no sean suficientes para obtener los objetivos perseguidos ni en los tiempos que esperamos.
En mi caso no fue un camino de pavimentado con algodones, del mismo modo que recibí abrazos emocionados y hasta lágrimas furtivas de varios de mis compañeros de trabajo y de algunos miembros de otra MULTI, también recibí reflexiones que hoy tomo casi como una anécdota: ¿Ya se lo contaste a alguien? me preguntó un caballero más preocupado por tener la primicia que por tener un mínimo de empatía, allá él.
Sería indigno finalizar este relato, surgido de lo más profundo de mi ser sin reconocer la capacidad de los Coordinadores por hacer circular la palabra, sin permitir el acaparamiento del tiempo y además la reinterpretación de todo lo que se vá diciendo, para dejar el pensamiento listo para que el mismo u otro lo recoja, lo haga propio y le sirva para reflexionar y resonar en un ambiente adecuado.
Sin dudas que el poder participar del modo que el sistema prevé es lo que corresponde, en mi caso circunstancialmente no es posible y aunque lo fuera como la mayoría de lo que escucho con suma atención, casi todo me resuena, entonces correría el riesgo de pretender acaparar el espacio y eso no sería para nada aconsejable.
Ergo, lo que escuche me lo llevaré a mi casa, el pensar en lo escuchado será la tarea para el hogar.
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