Avestrucismo
AVESTRUCISMO

OCT/ 2022
Fin de semana largo, proximidad de una operación (que por mis comorbilidades no parece ser como sacarse una muela) la mayoría de edad de mi hija menor, los pensamientos raros que se me cruzan como si me mantendrán el trabajo luego de mi cirugía, que mi cerebro no se detiene de pensar o que según me han pintado la MULTI del 5/10 a la que no concurrí abrió un abanico de nuevas posibilidades, alguna o todas esas situaciones me hicieron plantear ¿Porque vamos a la MULTI?
Un breve repaso por mis resonancias de prácticamente todo el último año que registro casi sin carencias en mi web, me han permitido revivir cada MULTI como si las hubiera grabado, desgrabado, resumido y rever que reacciones me causaron.
Conclusión 1: Nadie llegó a la MULTI por casualidad, todos o casi fuimos invitados por alguien y lo hicieron pensando que nos harían un bien, que sería de provecho, un buen complemento de una terapia individual, una inserción a la terapia o para que viéramos cómo actuaban otros ante situaciones similares a las que padecíamos.
Nadie subió porque vio luz, todos vinimos buscando algo.
Conclusión 2: Algunos o casi todos los problemas que nos identifican están relacionados con nuestro pasado: Nuestros padres, nuestros abuelos, los tratos que recibimos, los miedos que nos inculcaron, las diferencias que hicieron entre los hermanos, las exigencias exageradas y como fuimos desarrollando nuestra vida repitiendo errores, canalizándolos en nuestras nuevas familias y en nuestro presente, más o menos cercano, como lo vamos trasladando a nuestros hijos y ellos a nuestros nietos y así sucesivamente per saecula saeculorum.
Basta recordar la frase de Jean Paul Sartre, que nuestro más habitual Coordinador nos ha repetido como un mantra: Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él"
Con estas obvias y elementales conclusiones parecería que hemos hallado el camino para resolver la cuadratura del círculo y que más tarde o más temprano entre la terapia individual, medicamentosa en algunos casos, la MULTI y una apertura mental que con esfuerzo, eventualmente, podría lograrse, quizás pudiéramos cortar el círculo vicioso que nos tiene como rehenes, donde repetimos, en algunos casos con versiones corregidas y aumentadas, a quienes nos suceden.
Hasta aquí vamos bien, si no es así ya me corregirán, pero la pregunta a la que no le encuentro respuesta es: todo lo que pasa en nuestro derredor ¿Cuánto nos afecta para que nuestros tratamientos se eternicen, la asistencia a las MULTIs perdure en el tiempo sin solución de continuidad y mientras tanto pareciera que el devenir de los tiempos conspira contra nuestra felicidad y de las que nos rodean?
Las cosas que suceden en nuestro entorno y de las que somos invitados de piedra nunca las tratamos, ¿Porque carecen de importancia para nuestros problemas de raíz, porque a nadie le importa o por a ninguno lo afecta?
¿Hoy seríamos los mismos si nuestros padres o abuelos hubieran venido de un país de paz en vez venir hacinados en la bodega de un barco escapando de la guerra?
Seguramente ya vendrían con "algo", pero tronar de los aviones, el estruendo de las bombas o las requisas casa por casa algo les deben haber torcido otro poco el eje.

En nuestros días, en nuestro pais estás cosas no pasan (obviemos por un instante lo que está pasando en la Patagonia) y veamos lo cotidiano y actual para los que vivimos en el AMBA.
La obra social (ObSBA) pareciera que tiene un funcionamiento poco satisfactorio, las jubilaciones cada día imponen mayores resignaciones, los cortes de calles, los piquetes y los acampes alteran los nervios de cuanto ser nos rodea, PAMI promociona que los medicamentos son gratis pero el vademécum del 100% en breve se podrán listar en el boleto de un tranvía, la salud pública está un poco colapsada y algunas cosas más que nos afectan, independientemente de estar de un lado u otro de la grieta, o directamente en el fondo, nos afectan y punto.
El paradigma del estado general que nos rodea podría ser el intento de magnicidio llevado a cabo más que por un grupo de sicarios altamente calificados por lúmpenes escapados de Mojarrita, Tiburón y Delfín o del Súper Agente 86.
Sólo una sociedad al borde del neuro psiquiátrico se puede dar lujos similares, naturalizarlos y que no la afecte.
Estos problemas y un sinfín de otros, más o menos graves, sin importar demasiado si uno está informado o no lo está, lo va a vivir igual, sin distinción de ningún tipo y el estado general de la población pareciera de una fuerte alteración, algo que lo vemos o al menos lo percibimos en todas partes caminando, andando por la bicisenda, moviéndonos en coche o en transporte público, la intolerancia se ha apropiado de muchos y hay pocos signos que la situación vaya calmándose.
Este estado de alteración es tan evidente que la película Relatos Salvajes nos pone al borde de tener un rol protagónico o de ser un espectador real y cercano, en cualquier momento, de un accionar desmesurado.
Este tema generalizado también nos afecta, potencia y aumenta todo lo que ya traemos desde nuestra más tierna infancia y/o lo realmente llamativo es que ninguna de estas razones que realmente nos incrementan las emociones, nos retrotraen a otros tiempos donde no vivíamos el presente con la intensidad que se vive en la actualidad, jamás es tocado por nadie y eso es lo realmente sorprendente.
Estamos cada día más susceptibles, más irascibles, menos tolerantes, el medio nos condiciona y si bien estas situaciones no escapan al conocimiento de nadie tampoco son tomadas muy en cuenta al momento de sentir potenciar nuestros conflictos con hermanos, padres y/o hijos, ya que en un ámbito donde todos estamos un poco alterados, es más difícil conciliar posiciones y evitar o disminuir conflictos.
Extrañamente, esta situación no ha sido incorporada al debate, a las Resonancias ni en los Ateneos por parte de nadie y a estos padeceres no le damos entidad, a pesar que estas situaciones que muchas veces nos dejan perplejos las asumimos con un resignado "Es lo que hay" o de política no quiero hablar, como si fuéramos inmunes a todo lo que sucede.
Escaparse de la realidad es acto quizás defensivo, es el avestrucismo elevado a su máxima potencia, es un meter la cabeza en un agujero suponiendo que al no ver al resto, el resto tampoco nos ve a nosotros.
En síntesis, si lo que nos afecta no lo consideramos entonces eso no existe y por ende no nos afecta.