A CONFESIÓN DE PARTE, RELEVO DE PRUEBAS.

SEPT/ 2022
Quizás sea pronto (para mí) para sacar conclusiones respecto de la MULTI del viernes 16/09/22 pero la dividiría en dos partes, como entre Moros y Cristianos, Tirios y troyanos, simplemente entre una vivencial y otra.
Dentro de la vivencial recuerdo que una asistente, de reciente incorporación que entendió el funcionamiento de la MULTI perfectamente, un día comentó que sin "aparentes" motivos que lo justificaran, muchas veces lloraba y que no entendía ni encontraba la razón, quizás estaba fundada en la falta algo reciente de su madre o en sus vivencias del pasado.
En esta última hablamos de los sueños y ella contó que siempre soñaba que conducía (medios de transporte, personal, etc.) siempre trabajando, a pesar de ser una joven y encantadora Jubilady, con mente abierta y sin apremios económicos.
Cuando quisieron indagar sobre los por que de esos sueños, ella explicó que su vida había estado signada por el trabajo, que había tenido que hacerse cargo de su familia muy joven y que el único camino que encontró fue trabajar en todo lo que pudiera, todo el tiempo que pudiera y a pesar de eso pudo estudiar y recibirse de abogada.
Un ejemplo de vida, un encanto de persona, una excelente compañera de meriendas y Talleres.
Como una buena amiga me envió algunos pensamientos que le dieron vuelta en la cabeza, sabiendo que toda palabra que camina va a parar a la web y me contó que si debía ponerle un título a la MULTI del viernes 16/9 la llamaría: El poder de la sonrisa.
Cuando el Dr. Alberto Jones preguntó si alguien quería compartir interpreté que era sobre cualquier tema y tiré mi inquietud "sueño que trabajo"...
Grande y agradable fue mi sorpresa cuando vi que los tres profesionales se sonríen, uno de ellos comparte una situación personal sobre el mismo tema; sentí una protección inmediata, un bálsamo, un edredón de plumas.
Tuve una sensación de blancura acolchada, lindísima, tranquilizante.
Tengo memoria visual y aún perdura en mi mente las sonrisas de los Dres. (los que saben dicen que movemos cincuenta y pico de músculos al reírnos, a mi entender gimnasia de cara)
Concluyó que las sonrisas trajeron calma y sosiego a su preocupación.
En este caso no opinaré, en general no lo hago, porque la conozco, sé de sus virtudes y de algunos de sus problemas, pero sí lo haré de lo que resonó en mí, de los testimonios de sus sueños y el anterior de sus llantos.
Recordé que la empresa constructora de mi padre se fundió y tuvo que emplearse ya que tenía una familia atrás para mantener, entonces yo me quedé al frente de la verdulería, en un mercado, a los 14 años.
Terminé el secundario sin llevarme materias, trabajando, a los tres meses estaba matriculado y empezando mi 1° obra, planta baja y dos pisos. Toda una promesa.
También jugaba al fútbol y a veces me pregunto si aparte de trabajar hay algo más, y en esos momentos me viene al recuerdo lo que me decía un entrenador de Argentinos Juniors cuando pensaba que podía llegar a 1°, la vida hay que tomarla con alegría de un juego, pero con la responsabilidad de un trabajo y eso me quedó grabado, ya que la mayoría de las cosas las tomo de ese modo.
Me casé un poco joven y rápidamente fui padre, a partir de ahí chau promesa, bienvenido el trabajar como una bestia, en una empresa, dando clases en un colegio y cuando terminé mi Tecnicatura Superior en Estructuras de Hormigón y obtuve la misma matrícula que si ya hubiera terminado Ingeniería comencé a calcular estructuras para edificios por la noche y los fines de semana.
Así compré mi departamento a los 25 años y antes de los 30 ya lo tenía totalmente pago.
Luego llegó la democracia y fui premiado con un puesto en el Ministerio de Salud donde trabajaba sábados y domingos y al poco tiempo nacieron mis 2° y 3° hija.
Mi vida siempre fue signada por la responsabilidad y el trabajo y soñaba con jubilarme y poder descansar, sólo trabajos free lance, nada de relación de dependencia, de horarios, de jefes, pero el Hombre propone y Dios dispone.

Y en pleno disfrute de mi jubilación ultra miserable, sin punto de comparación con los aportes de casi 50 años, ya en etapa de acostumbramiento me llamaron de una consultora a la que había escrito hacía más de 2 años para preguntarme si me interesaba participar de una búsqueda, donde con el tiempo me fui enterando que era para un arquitecto, menor de 40 años y preferentemente judío, o sea mis posibilidades eran nulas. Era lo que se llama un "acompañador", estaba de relleno.
De todos acepté participar y hace 7 (siete) meses vivo psicopateado, pero me la vengo aguantando y con lo que cobro más la jubilación logro superar la línea de pobreza. No es mucho, es lo que hay.
Hubo más comentarios de sueños, que se siente, que se recuerda, que se interpreta hasta que se cambió de tema y ya no entendí más nada.
Números, vidas pasadas, análisis transgeneracional mitos, y un montón de cosas que fueron comentados por menos del 10% de los presentes, sólo 3, que me hizo preguntarme si no me había equivocado de canal.
No le encontraba sentido a tan erudita conversación y en una ataque de cobardía pensé en decir hasta aquí llegó mi amor, buenas tardes y seguir con mi vida, pero era viernes, muy viernes y saqué fuerzas de flaquezas, convertí mi cobardía en templanza y me quedé, con la seguridad o la esperanza que tras esos temas inentendibles se escondía una resonancia a mi medida.
Le di muchas vueltas, me pasé todo el fin de semana pensando y al final pude conectar con mi realidad, con mis virtualidades no muy sanas, con esas presencias que joden, fue allí que me afloró mi llegada a Palma de Mallorca y mi presencia en la 1° reunión con los representantes de la sociedad mallorquina de la industria de la Construcción y los Bancos.
En ese momento la diosa fortuna me había regalado la posibilidad de ocupar un puesto altísimo, hasta quizás inmerecido, era el representante del dueño de la empresa en las Islas Baleares y estaba a cargo de un hermoso proyecto que era la Residencia de verano de un Jeque Árabe, con un presupuesto millonario en euros.
En ese tiempo muchos querían reunirse conmigo y ofrecerme todo tipo de productos y servicios, por eso armamos un reunión con todo el equipo del proyecto.
En esa reunión, todos debíamos exponer los alcances del proyecto y llegó el arquitecto que habíamos contratado para que hiciera el proyecto de la obra, que era sobrino o primo de Joan Miró, un muy prestigioso pintor, escultor, grabador y ceramista, muy conocido en España en general y en Palma de Mallorca en particular.
El arquitecto era el que había proyectado y dirigido, entre otras, las residencias de Claudia Schiffer y Michael Douglas es la isla, así que todos los proveedores y gerentes de bancos se pusieron a hablar en mallorquín y de esos famosos, los artistas y el pariente pintor y nosotros mirando sin entender ni una palabra, hacíamos de público forzado.
Como todos hablaban en ese subidioma, a pesar que sabían que yo era argentino y recién llegado con lo cual no entendía ni una sola palabra y por si fuera poco el motivo de la convocatoria no era hablar de ricos y famosos, tal como me pasó en la MULTI, en ese momento con una gran carga de vergüenza y un poco de soberbia (o al revés) interrumpí y dije, palabras más, palabras menos que: Si todos habíamos venido por lo mismo y todos hablábamos español que nos abocáramos al tema de la convocatoria y en un idioma entendible para todos, o daríamos por terminada la reunión.
Como todos nos querían vender y los directores de los bancos nos querían como clientes entendieron el mensaje y arrancó la reunión, pero puedo asegurar que fue un momento difícil.
Lo del otro día fue muy parecido, una conversación de tres y un auditorio silente de 25 que hasta me pareció escuchar que alguien dijo: Me parece que nos fuimos por las ramas y como dicen los abogados A confesión de parte, relevo de prueba.
Quizás lo recordé porque muchas veces me pregunté y hasta me cuestioné si lo había dicho en forma empática, pero no era el fondo lo que me preocupaba, era la forma, y eso no lo tengo suficientemente trabajado aún.
Algunas veces hay que poner los puntos sobre las ies, aún a riesgo no ser simpático.